Juán era un niño que le tenía miedo al futuro, miraba al techo todas las noches esperando encontrar allí las respuestas a lo que le esperaba al día siguiente. Empezaba a ver las sombras que sus juguetes favoritos proyectaban y en ellos empezaba a crear sus propias historias, se iba emocionando tanto, las historias se ibán volviendo cada vez más complejas, hasta que terminó en mitad de una guerra, los caballos corrían despavoridos y las aves huían del lugar. Juán ya no encontraba cómo escapar de su propia historia, siempre terminaba muerto o moribundo… A Juán le empezó a dar miedo el futuro, por lo cual prefirió cerrar los ojos y nunca más volver a ver el techo.
Un joven llamado Pablo toma una foto de los instrumentos de su hermana Lucía y la publica en redes con un caption super pseudo-intelectual. La gente cree que él toca ambos instrumentos y lo alaba, por esto él no los desmiente. Su hermana, molesta, le tiende una trampa al convencer a un amigo de ella para que invite a su hermano a tocar junto a él en un par de días, además le informa a varios amigos y conocidos de Pablo sobre la presentación.
Pablo ensaya y ensaya sin parar hasta que… no logra nada porque es muy poco tiempo para aprender 2 instrumentos. Finalmente llega el día del concierto y Pablo agarrando todo el valor que puede…. se orina frente a su público. Moraleja: Yo que sé, un joven se orinó en público. ¿Realmente es necesaria una moraleja en este caso? No se orinen en público niños.